Ya la palabra de por sí suena horrible. Acné. En términos generales podemos decir que se debe al exceso de grasa y suciedad, pero la verdad es que tiene mucho más de trasfondo. En gran porcentaje es la causa de la suma del sebo y la bacteria Propionibacterium acnes, que sumado a un aseo pobre de la piel, mal manejo de los comedones y falta de tratamiento adecuado da como resultado el feo acné. Aquí analizaremos brevemente los tipos de acné y su causa.
Según el tipo de lesión que causan podemos agruparlos en los siguientes niveles:
Acné comedoniano: cuando la piel es excesivamente grasa hace que los poros se dilaten y se obstruyan con esta grasa. Estos son los famosos puntos negros y espinillas (comedones) que nos salen a la mayoría de vez en cuando.
Acné papuloso: gran cantidad de espinillas y puntos negros, muchos de ellos inflamados. En algunos casos éstos pueden llegar a tener pus.
Acné atrófico: Es el resultado del acné papuloso intenso, que deja pequeñas cicatrices en la piel
Acné conglóbata: es aquel donde ya la piel presenta grandes cantidades de comedones, algunos dobles o triples, abscesos con fístulas y quistes y nódulos. Presenta una supuración constante y abundante y en muchos casos es consecuencia de enfermedades relacionadas con el sistema inmunitario.
Acné quístico: es el más grave, presenta comedones, pústulas y en especial nódulos inflamatorios
Acné queloideo: es lo que sucede cuando las cicatrices se engrosan formando queloides. Se presenta con mayor frecuencia en razas orientales y negras.
Hay que tener claro que la aparición del acné también se asocia con la edad y los cambios hormonales. No se sabe qué es lo que lo causa, pero podemos recurrir a innumerables productos en el mercado para combatirlo, sólo recuerda que en lo posible debes consultar un dermatólogo primero, para que te indique el tratamiento adecuado a tu problema, que puede ser tópico, oral e incluso requerir cirugía.