El smog, los cambios de temperatura, la falta de limpieza y el uso de maquillaje sin retirar, pueden afectar nuestro rostro considerablemente y provocar un envejecimiento prematuro o la aparición de las primeras señales de la edad. Pero, para nuestra alegría, existen simples acciones o medidas que nos permitirán rejuvenecer nuestro rostro, diariamente, y sin tener que someternos a tratamientos láser o bisturí.
Cuando pensamos en devolverle la juventud y frescura a nuestra cara, lo primero que nos preocupa es la necesidad de invertir una gran suma de dinero en tratamientos cosméticos y milagrosas cremas que nos ofrecen en el mercado. Jamás se nos pasaría por la mente que sólo necesitamos ser más selectivas en nuestra alimentación y potenciar con ello el cuidado de nuestra piel de adentro hacia afuera.
El azúcar, las carnes rojas, los lácteos y los alimentos procesados, influyen directa y negativamente en la apariencia y salud de nuestro rostro. Contribuyendo a acelerar el envejecimiento, la decoloración, la aparición de líneas de expresión y flacidez de la piel. Por lo cual el plan a seguir es consumir, en altas cantidades y frecuencia, frutas, vegetales oscuros, legumbres y cereales para potenciar las dosis de nutrientes, producción de colágeno, propiedades tensoras y lucir así una cara más joven y saludable.
Una vez que identificamos los alimentos correctos para rejuvenecer el rostro, también es necesario tener en cuenta que no sólo basta con elegirlos, sino que además hay que saber prepararlos para no aumentar las posibilidades de envejecimiento. Lo recomendable es evitar freírlos, asarlos o ahumarlos y la mejor alternativa sería la cocción lenta y a baja temperatura, marinar con limón, aliñar con algunas especies e incorporar a las preparaciones el vinagre de manzana para que ¡tu alimento sea tu medicina!
Beber de dos a tres litros u ocho vasos de agua, todos los días, siempre te ayudarán a evitar la deshidratación del rostro y garantizarán su humectación. Ingesta que podrás variar e intercalar añadiendo infusiones de té verde, jugos naturales o détox de frutas y verduras para desintoxicar y limpiar el organismo.
Ahora que reconocemos cómo debemos alimentarnos, para cuidar nuestra piel, también debemos tener en cuenta que es importante regalonear nuestro rostro con una mascarilla, ad hoc a nuestro cutis, una o dos veces al mes. Puedes prepararla tu misma en base a palta (para otorgar humectación), con miel, huevo y aceite de oliva (para devolver la elasticidad y tonificar), de avena y miel (para una apariencia más joven y fresca) o de yogurt, miel y limón (para entregar brillo, eliminar las células muertas y reducir manchas y cicatrices presentes).
Fácil y, sobretodo, barato ¡es combatir el envejecimiento! Así que además recuerda limpiar tu rostro en la mañana y antes de irte a dormir o de exfoliar al menos una vez al mes con algún producto dermatológico o preparando algún exfoliante natural mezclando cucharadas de azúcar y limón. No olvides que un rostro joven, fresco y brillante es el reflejo de una ¡vida saludable, bien vivida y cuidada!