Reconozco que compro muchas cremas, porque ¡las amo!. Mis favoritas son las de rostro, que aplico religiosamente cada noche y al despertar. Sin embargo, debo reconocer que las de cuerpo ¡las olvido!. Sea porque voy muy apurada o hace frío, no las aplico siempre. A veces compro más de un frasco, porque percibí un nuevo aroma que me pareció más llamativo. Así, algunas han quedado relegadas ad infinitum. Y sucede que, cuando quiero usarlas, ¡ya están vencidas!.
Pero, ¿cómo sé que lo están? Atenta a las señales, para que identifiques los productos que has “dejado pasar” y ¡no te los apliques!
1. Tono y textura: Aquel bonito color inicial, que la hacía parecer un yogur, desapareció dando paso a un mayor espesor y un tono más oscuro o amarillento. Mucho ojo si al aplicar notas que se encuentra acuosa o contiene líquido que se separa de su espesor cremoso. Esto significa que la emulsión se ha roto, por lo que su beneficio para el cutis es totalmente nulo.
2. Aroma: Hay cremas con perfumes muy delicados y deliciosos, que dejan la piel con una agradable fragancia. Sin embargo, cuando la crema ya está vencida, de ese rico aroma no quedarán rastros. En su lugar, habrá un olorcillo extraño y enrarecido que evidenciará su mala condición.
Y a ti, ¿se te ha vencido alguna crema? ¿La reconociste antes de aplicarla?