Desde tiempos inmemoriales, la leche ha sido un ingrediente esencial para la belleza. Bien lo sabía Cleopatra, quien la utilizaba en sus legendarios rituales para el autocuidado. Tan buen aliado fue este lácteo para la reina, que su “amistad” con él ha trascendido generaciones. ¡Y no en vano!, porque los efectos que logra en el cutis son simplemente ¡maravillosos!, gracias a su aporte en calcio y vitaminas. Además, contiene bioproteínas (de efecto humectante), biotina (agente protector) y estimula un aumento en la producción de colágeno. ¿Qué más genial?
Si quieres emular a Cleopatra y favorecerte de esta sana bebida en el menos convencional de sus usos, aquí te damos unos tips para que saques ¡el máximo provecho! de la experiencia y luzcas tu piel ¡como la de una verdadera reina!
1. Humectar: Moja con leche un algodón y pásalo por toda tu cara. Luego, enjuaga con agua tibia. Este secreto te ayudará a hidratar tu rostro si lo sientes reseco y áspero. Los resultados los notarás ¡de inmediato!.
2. Exfoliar: Mezcla una cucharada de este lácteo con 2 de avena molida y una de miel. Revuelve hasta obtener una textura homogénea. Aplícala en tu piel por 15 y luego retírala con agua fría.
3. Suavizar ojeras: Necesitas remojar en leche algunas migas de pan y luego mezclarlas con una papa cocida. Aplica la masa sobre tus ojos y déjalas actuar por unos 20 minutos, para finalmente retirar con agua fría.
4. Desmaquillar: Entibia un poco de leche entera y remoja en ella tus toallitas desmaquillantes. Esto potenciará el resultado, ya que no sólo tendrás un rostro limpio, sino también ¡ultra suave y radiante!
5. Manos y pies: Es esencial mantenerlos suaves e hidratados. Comencemos con tus manos: necesitarás una papa cocida, pelada y aplastada, mezclada con 2 cucharadas de leche fría y 2 de miel. Ponla sobre tus manos y deja que actúe por 15 minutos. Luego, lava con agua fría y jabón hidratante.
En el caso de los pies, remójalos por 10 minutos en un litro de leche caliente. Luego, enjuágalos con agua tibia. Para potenciar el efecto, puedes frotarlos valiéndote de una mezcla de sal gruesa con aceite de oliva, para finalizar regaloneándolos con un crema humectante. Sigue este ritual en la noche y ¡duérmete con calcetines de lana!
Y bien, ¿estás lista para aplicar los milenarios secretos de la reina Cleopatra?