El frizz es una característica totalmente indeseada, pero casi inevitable en cabellos crespos. El pelo parece tener vida propia y resistirse a cualquier tipo de control. ¡Y ni hablar cuando lo exponemos al viento o a la humedad ambiental! Ahí el alboroto capilar es magno.
Pero a pesar del trabajo extra, he aprendido a adorar mis rizos y a diferencia de varias chicas con cabellera crespa, no los cambiaría ni por el pelo liso más espectacular. Sin embargo, este camino de enamoramiento ha sido largo y de búsquedas constantes. ¿Te ocurre algo parecido? Entonces te cuento cuáles productos y consejos me han dado mejor resultado.
- Uso del shampoo: anteriormente escribí que la presencia de sulfatos es necesaria para eliminar el exceso de grasitud, pero no es una buena opción para cabellos poco hidratados. Y como el mío no es extremadamente seco, opté por en forma alterna un shampoo sin sulfato y otro que sí lo contiene, para emplearlo en aquellas ocasiones donde el pelo necesita un lavado más profundo (por ejemplo, cuando está expuesto a mayor polución). Así es como elegí el Fiotoshampoo de Caléndula que tiene Weleda y el EverCurl Sulfate-Free de L'Oréal.
- Acondicionador: este es un imprescindible después del shampoo; da suavidad, aporta brillo e hidratación y ayuda a desenredar. Yo me doy un masaje en el cuero cabelludo, luego lo aplico en cada mechón y dejo actuar por unos minutos. Después enjuago con agua fría, paso un peine de dientes anchos y envuelvo mis rizos en una toalla bien absorbente, porque no me gusta frotarlos ni usar secador, salvo excepciones. Lo del agua fría es importante, ya que sella las cutículas, entrega una dosis extra de brillo y quita volumen. Pero si estoy resfriada, adiós agua helada y sólo mantengo la temperatura tibia del lavado.
- Cremas y aceites: aquí las opciones son infinitas, aunque en tema de cremas mi experiencia no ha sido muy positiva. Probé muchas marcas y siempre me quedaba con la sensación de tener el pelo sucio o muy pesado, así que empecé a buscar otros productos hasta que llegué a los aceites. Ahora estoy usando el Fructis Súper Óleo 8 de Garnier, pero también me gusta el Aceite Extraordinario Óleo de Elvive. Mis rizos se mantienen con brillo, suaves y armados; además el pelo no queda graso y el producto se absorbe rápidamente.
- Masajes capilares: en este punto los aceites también son una buena alternativa, al igual que elementos como la palta y la miel. Pero en el comercio también existen máscaras que pueden hacer maravillas con nuestros rulos. Por ejemplo, la Mascarilla Coco y Karité de Wild Beauty y la Máscara Nutritiva Oliva, Karité y Argán de Le Petit Olivier. Dependiendo de cuán seco o dañado esté tu cabello, puedes hacer una aplicación semanal o dos al mes.
- Corte frecuente: por fortuna no tengo puntas partidas, pero igual me gusta cortarlas cada tres o cuatro meses; de ese modo mantengo el largo de mi cabello y no termino como Rapunzel. Pero acá es importante recurrir a un buen peluquero, para que el corte sea acorde a la forma y textura del rizo. Así se verá mejor y tendrá linda caída.
¿Has empleado estos métodos? Obviamente no son aplicables para todos los cabellos crespos, aquí también se deben considerar otros factores. Por ejemplo si lo tienes tinturado, lo sometes a mucho calor, si las raíces son grasas o extra secas, etcétera.
En mi caso, no tengo un pelo grueso ni tampoco lo he teñido o decolorado y como dije al principio, no soy muy amiga de las planchas y secadores; así que no puedo hablar de un pelo dañado o con volumen excesivo. Por lo tanto, puede que algunos de los productos que mencioné no sean los que necesitas. Lo bueno es que hay opciones para todas, solo debemos conocer bien el estado y tipo de nuestro cabello para elegir lo que más se adapte a ello. ¡Suerte!