Quienes disfrutan cada noche de “El Sultán”, habrán notado los lujosos baños a que son llevadas sultanas, criadas y concubinas. Se trata de los “hammam”, conocidos en nuestras latitudes como “baños turcos”. Para los otomanos, estas instalaciones eran muy importantes - sobre todo en momentos previos al rezo en la mezquita -, ya que daban preponderancia a la limpieza integral del cuerpo. ¡Y vaya que se preocupaban de ello! Tanto así que el mismo Suleimán - monarca en torno al cual gira la serie turca - obsequió a su esposa Hürrem un exquisito baño que se mantiene aún en nuestros días.
Pero, ¿qué diferencia a un hammam de un baño normal? En que éste otorga calor húmedo, en una temperatura no uniforme. Así, habrá 20 grados a la altura del suelo, 40 a medio metro y 50 o más en la cabeza. La humedad relativa del aire es de 99%, lo que provoca su característica bruma. Esta humedad se origina en el agua hirviendo que circula por las tuberías o radiadores que se ubican en las paredes. ¿Qué se pretende con esto? Pues los siguientes beneficios:
1. Acelera las funciones metabólicas, aumentando la ventilación y acelerando la circulación sanguínea. Lo anterior conlleva a que el sistema nervioso sea estimulado, produciéndose una mejora general de la salud. Además, humedece las vías respiratorias, lo cual le lleva a tratar efectivamente cualquier dolencia de este tipo.
2. Retrasa el proceso de envejecimiento, al permitir una mayor oxigenación de los tejidos. Revitaliza y rejuvenece el cutis.
3. Limpia profundamente la piel, ya que el calor dilata los poros, dejando la tez suave y acariciable como el terciopelo. Es muy recomendable para adolescentes que padecen de constantes brotes acneicos, ya que alisa el cutis y disminuye las impurezas. Los hombres también pueden gozar de sus bondades, ya que facilita el afeitado.
4. Relaja el sistema nervioso. Sabido es que el estrés causa estragos en la piel. Pues bien, un delicioso baño turco es la respuesta a este y otros males, como la depresión y ansiedad.
Si a todo lo anterior sumamos que con visitarlos eliminas piel muerta, tonificas tu cuerpo y puedes disfrutar de deliciosos batidos u otros agasajos culinarios, este panorama es ¡un must! que debes disfrutar ¡como una sultana!. Por lo menos, una vez en la vida.
Y tú, ¿ya has visitado un hammam o baño turco?