Todas sabemos que cada día nace una nueva tendencia en el cuidado personal. Nuevos tratamientos, nuevas cremas, nuevos serums que prometen solucionar y prevenir todos nuestros problemas, pero hay algo que siempre me ha llamado la atención y es la tendencia a lo natural.
No sé si se han fijado, pero al menos me pasa que cada vez que veo fotos antiguas me doy cuenta que la gente tiene una piel preciosa y eso es sin usar filtros de Instagram ni photoshop. ¿Cómo lo hacían para verse bien sin tanto avance de la ciencia? Fácil, usando aceites.
Hay varios que se están usando en el mercado, pero yo en esta ocasión recomendaré dos para usos muy distintos: el de almendras y el de limón.
El aceite de almendras es espectacular para prevenir las arrugas en sectores del cuerpo en que la piel es más delicada, como los párpados, comisuras de los labios, cuello y el escote. Todos esos sectores donde la piel tiende a arrugarse muy fácil. Hay que aplicar un par de gotitas antes de acostarse con suaves golpecitos. En poco tiempo se empiezan a ver los resultados.
El aceite de limón en cambio es ideal para suavizar zonas que por el roce tienden a ponerse ásperas, como codos, rodillas y tobillos. No más de tres gotitas por zona a diario y pronto volverán a parecer las de una niña.
Con agregar estos simples trucos a la rutina podremos ver grandes cambios, y si sólo estos dos tienen tantos beneficios, hay muchos más aceites para más cosas. ¿Ustedes tienen otro para recomendar?
Imagen CC Itineranttrader.