Muchas de nosotras buscamos opciones que hagan el cuidado de la piel más fácil, en especial si se trata del rostro, ya que éste requiere más dedicación de tiempo y a veces dinero.
Hoy te mostramos una alternativa al método clásico de exfoliación; es decir, adquirir un producto con agentes abrasivos que remuevan la grasa y la piel muerta del rostro. Éstos son los limpiadores faciales eléctricos.
Existen en el mercado muchas marcas que prometen ser las mejores: Clarisonic, Breuer, Philips, etc. Pero la verdad es que todos, aún cuando difieran en precio, siguen el mismo principio en su funcionamiento.
Esta máquina cuenta con un cabezal que contiene un cepillo, el que gracias a un motor (a pilas o con electricidad), gira rápidamente. Al pasarlo por la piel de tu rostro, éste remueve la grasa acumulada en los poros en un ciclo que no dura más de dos minutos (a veces menos).
Suena bien, pero ¿funciona realmente?
He tenido la experiencia de usar ya 3 cepillos limpiadores eléctricos y puedo decir que funcionan bien en lo que prometen. Usándolos una vez al día durante unos segundos, la piel elimina gran parte de la suciedad que contiene sin necesidad de pasar largos minutos exfoliando manualmente. En cuanto al ahorro de tiempo y comodidad, anda de maravilla, ya que además suelen venir preparados para funcionar aún bajo la ducha: son a prueba de agua y puedes hacerte la limpieza mientras te bañas.
¿Dónde está el problema entonces?
Después de usarlos una o dos semanas (dependiendo del tipo de piel que tengas y la sensibilidad de ésta) tu rostro comenzará a percibir el cepillo como una agresión, liberando aún más cebo para proteger las capas más superficiales de la dermis. En este punto hay dos opciones: puedes continuar ignorando las señales que te envía tu cuerpo y acabar con el rostro reseco y dañado, o puedes aprender a utilizar este aparato tecnológico con mesura.
Esto último es lo que recomendaría. Los limpiadores faciales eléctricos funcionan de maravilla, sin embargo ¡no abuses de ellos! Úsalos a lo más día por medio, sin pasarte del ciclo que ya trae el aparato. Procura además humectar tu rostro después con un tónico, un aceite o una crema facial hidratante. Incluso el bloqueador solar cumple esta tarea. De esa forma, mantendrás tu piel limpia pero libre de agresión.
Y tú, ¿los conoces? ¿Te han dado resultados?
¡Cuéntanos!