Podríamos perfectamente decir que Bettie Page inventó el concepto de Pin-Up. Ella es el sinónimo de esta tendencia tan famosa en los años 50, tan femenina y sensual sin ser vulgar (o al menos no lo consideramos vulgar ahora, pero en sus tiempos fue un escándalo). Todo aquel “rockabilly” o chica que sigue esta moda “vintage” sabe perfectamente de quien estoy hablando, pero para los que no, déjenme presentarles a la gran Bettie Page.
Bettie nació en el seno de una familia pobre de Estados Unidos. Ella siempre quiso ser una estrella, desde adolescente veía a las modelos de las revistas y aprendía a posar como ellas, soñando con que llegase su momento. Primero, como era de esperarse, probó suerte en el modelaje tradicional, pero fue rechazada por su baja estatura y porque era “muy caderona” (sí, aunque no lo crean, aún en esos tiempos una figura demasiado curvilínea era rechazada en ese ambiente). Pero afortunadamente Bettie no se dejó apabullar, y continuó intentándolo, hasta que se comprobó que lo suyo era posar para fotografías. Uno de los fotografos le aconsejó que usara chasquilla, pues su frente era amplia y le quedaría bien. Este sería para siempre su sello, junto con sus curvas y su sonrisa: su cabello negro ondulado y su grueso flequillo. Los fotógrafos que la retrataron aseguraban que no había nadie mejor que ella para trabajar, pues todo le salía natural, era muy alegre, jamás ponía problemas y estaba muy segura de su cuerpo. Eso se ve claramente reflejado en la cámara, donde su sonrisa es honesta y libre. Pronto le ofrecieron posar sin ropa, a lo que Bettie tampoco puso resistencia alguna, pues para ella era regla en su vida andar al menos 20 minutos diarios desnuda por la casa para que “la piel tomara aire”, es decir, la desnudez se le daba de manera natural. Bettie se cuidaba yendo al gimnasio un par de veces por semana y jamás bebía o fumaba. Estos cuidados, sumados a su alegre y desenfadada actitud, y su ineludible belleza, hacían de ella un imán irresistible para cualquiera.
Bettie se casó 3 veces, la primera, según sus propias palabras, demasiado joven, y nunca pudo tener hijos. Cuando su carrera estaba en el punto más alto, decidió retirarse pues consideró que ya había sido suficiente, y se desapareció por completo. Nadie supo de ella durante mucho tiempo, incluso hubo una especie de concurso a nivel mundial para encontrarla, hasta que uno de sus fans recibió correspondencia de vuelta de ella, quien amablemente se reunió con él, pero nunca quiso que la fotografiaran pues quería que la recordaran en su mejor momento.
Otro de los que mantuvo contacto con ella fue Hugh Hefner, dueño de la revista Playboy, que la recordaba muy bien por aparecer en uno de los números navideños de su revista, y que la ayudó a recuperar algo del dinero que se generaba con su imagen, y que a ella nunca se le había ocurrido reclamar.
Finalmente, Bettie murió el año 2008, no sin antes recibir el cariño de la gente que no la había olvidado en 50 años. Ella siempre se sorprendió de encontrar, mucho tiempo después, mujeres vestidas como ella, comics y productos inspirados en su imagen. Y es que Bettie Page es un ícono inmortal de la cultura pop de los años 50, un símbolo sexual provisto de una dualidad inocente, y un ícono de belleza que nunca morirá.