Hace algún tiempo, sufrí una fea irritación en pleno rostro, que dejó notorias marcas rojas en mi piel, así como también descamaciones. Averigüé en Internet, probé distintos productos y jabones, consiguiendo solamente maltratar aún más mi cutis. Bastó una sola visita a la dermatóloga para saber qué producto era adecuado para mí.
A veces, la decisión de visitar la conducta médica - aún cuando nos parezca una pérdida de tiempo y dinero -, es esencial. Es el camino más corto para la resolución de todo tipo de problema cutáneo. Para ahorrarte problemas mayores, es que en idBelleza preparamos una guía que te ayudará a saber cuándo no postergar la visita al dermatólogo:
1. Acné: Si ya dejaste la adolescencia atrás, pero este feo problema te quedó como legado, la visita al especialista será la respuesta a tus plegarias. No dilates más el fin de tu tormento y ve por un tratamiento específico para ti. Verás cómo estas marcas en tu piel desaparecen ¡en menos de lo que canta un gallo!
2. Erupciones cutáneas: En ocasiones, un cosmético o un jabón que se incorpora a nuestra rutina, contiene elementos altamente irritantes para la piel. Descontinuar su uso es fundamental para evitar daños; pero ante todo, debes tener la certeza de qué se trata. Tal vez no sea un producto, sino hábitos de higiene incorrectos, estrés o un medicamento que te causó alergia. Para ello, es menester que consultes con un profesional.
3. Lunares: A estos puntitos sobre la piel siempre debes ponerles mucha atención. Observa si su tamaño es normal o son extremadamente grandes. Fíjate si cambian de color o forma y en qué parte de tu cuerpo se sitúan. Cualquier cosa en torno a ellos que te parezca anómala y ¡no dejes de pedir cita con el especialista!
Y tú, ¿hace cuánto tiempo que no vas al dermatólogo?