Meryl Streep no posee una belleza tradicional, y nunca se ha popularizado por ser un ícono de belleza, pero sin duda lo es. Nacida en Nueva Jersey, Streep siempre mostró inclinación por el mundo artístico. Su madre se dio cuenta que tenía buena voz como para cantar, pero Meryl siempre se inclinó más por la actuación, aunque el don del canto de igual manera le serviría para los roles que interpretaría más adelante. Se graduó con una Maestría en Bellas Artes en la Escuela de Drama de la Universidad de Yale, y una vez titulada, participó en varias obras de teatro, como Enrique V, Measure for measure, o La Fierecilla Domada.
Su primera película fue Julia, en 1977, y al año siguiente vino The Deer Hunter, actuación que le valdría la primera de sus muchas nominaciones a los Oscar (de hecho, ella es la actriz con mas nominaciones a este premio en la historia). En los años 80 logró su consagración definitiva con películas como Kramer contra Kramer, actuación que le valdría su primer Óscar como mejor actriz de reparto, y La decisión de Sophie, por la cual ganó otro Óscar, pero esta vez por su rol protagónico. A esas alturas, ya a nadie le cabía duda del increíble talento de la Streep, y aunque tampoco se ha salvado de escoger guiones y papeles de mala calidad, es tal su derroche de talento que esas malas decisiones no lograron opacar su carrera. Una de sus películas legendarias y por la cual siempre la recordaremos es Los Puentes de Madison, un conmovedor drama de amor adulto, en el que comparte escena con el también legendario Clint Eastwood, quien ademas es director de la cinta. Y cómo no mencionar su afamado papel de Miranda Priesley en la divertida El diablo viste a la moda, donde hace de la despiadada editora de una revista de moda, admirada en público, pero secretamente odiada por todos.
En el transcurso de su carrera, no hemos visto grandes cambios físicos en la actriz, ni siquiera de look, a pesar del inevitable paso del tiempo, que de todas maneras ha sido bastante benevolente con Meryl, ya que a sus 66 años se mantiene estupenda, y no parece tener intervenciones estéticas de ningún tipo. Siempre con su melena rubia; su nariz aguileña y pómulos pronunciados son su sello y lo que la hace especial, una belleza que escapa de los cánones tan arraigados, una mujer que parece aceptar la vejez sin problemas y con una increíble dignidad, y digo dignidad porque para mí, no hay nada mas digno que aceptar el paso del tiempo y a pesar de eso, sacarse partido. Hace poco Meryl apareció en los medios usando el mismo vestido negro con transparencias que usó en su juventud. Y se veía tanto o más linda que en ese entonces. No cualquiera puede hacer lo mismo ¿O si?