La Binoche es una verdadera leyenda del cine francés. Aclamada mundialmente por la película Trois Couleurs: Bleu, por la cual ganó la Copa Volpi y el César, y luego consiguió aún más éxito con El paciente inglés, interpretación que le valió un premio BAFTA y un Óscar. Hoy la podremos ver en una de sus últimas interpretaciones en la película Los 33, donde personifica a María Segovia, hermana de uno de los mineros atrapados en la mina San José.
Pero Juliette Binoche no es sólo cine. Comenzó en las tablas en 1998 y llegó a Broadway el año 2000 con Betrayal, con la cual fue nominada a un premio Tony (el Óscar del teatro en Estados Unidos). Juliette además es bailarina, poeta y activista.
Su belleza, a mi parecer, es totalmente francesa, aunque su madre tiene sangre polaca. De tez pálida, cabello y ojos oscuros, y preciosos rasgos, me la imagino inmediatamente con una boina y una polera rayada, pañuelo al cuello y sosteniendo un pan baguette mientras canta La Marseillaise a los pies de la torre Eiffel. Recuerdo cuando chica haberla visto como rostro del famoso perfume Poême de la firma también francesa Lancôme, aunque también ha sido rostro de otros productos de la marca. Fue la equivalente a Isabella Rosellini para el perfume Trésor, y hoy, a sus 51 años, la vemos despampanante como en sus años de juventud, como si el tiempo no pasara por ella, porque no ha perdido ni su belleza ni su talento, sino muy por el contrario.