El día en que me mechonearon, me tiraron huevos por doquier, entre otros ingredientes de cocina nada agradables al tacto. Sin embargo, una vez que llegué a mi casa y me duché, me maravilló un descubrimiento: ¡nunca había tenido el pelo más lindo!. La piel también se sentía tersa y suave, todo gracias a un componente vital en todo rito de iniciación que se precie de tal: justamente el mentado huevo.
Evocando estas memorias es que me decidí a averiguar - producto de la favorable experiencia - qué beneficios tenía el huevo en la piel y el cabello. Resulta que este alimento procedente de la gallina es muy beneficioso en reparar tejidos. Es buena fuente de luteína, compuesto que mantiene la piel elástica e hidratada. Son estas mismas propiedades las que favorecen cabello y uñas, por lo que su consumo y uso en tratamientos de belleza es muy recomendable.
Sabiendo esto, es que también descubrí algunas recetas caseras para obtener de sus atributos el máximo beneficio. Y aquí se los comparto:
1. Para tonificar el rostro: Bate la clara del huevo hasta obtener una mezcla espumosa, la cual aplicarás, siempre evitando el contorno de ojos. Déjala actuar sobre tu piel por 20 minutos, para posteriormente enjuagar usando agua tibia. Los resultados serán excelentes y te sorprenderá notar cómo las impurezas de tu tez ¡desaparecen!
2. Eliminar bolsas bajo los ojos: El cansancio o la falta de sueño pueden dejarnos un nada grato recuerdo en esta zona del rostro, el cual hará visible nuestro agotamiento. Para lograr una mirada fresca y reposada, debes aplicar sobre las bolsas una fina capa de clara, evitando que ésta entre en contacto con el globo ocular. Deja actuar por 10 minutos y enjuaga.
3. Brillo y volumen en el cabello: ¡Esto lo comprobé en carne propia! Tras ser mechoneada, mi pelo brilló como nunca. Si quieres emular el efecto aunque sin el desagrado de esta experiencia universitaria, bate un huevo con jugo de limón y aplica la mezcla por todo tu cabello. Al cabo de 30 minutos, lava con los productos que utilizas normalmente. Eso sí, ¡evítalo si tienes el cabello muy claro o decolorado!, ya que la pigmentación de la yema podría mancharlo.
4. Mascarillas para los diversos tipos de piel y cabello:
4a. Cutis graso: Mezcla la clara de 1 huevo con 3 cucharadas de harina de avena, hasta formar una pasta homogénea. Aplica sobre la cara y cuello, dejando actuar por 15 minutos. Luego enjuaga.
4b. Pelo graso: Bate 1 clara de huevo y aplícala en tu cabello por mechones. Deja actuar por media hora, dúchate utilizando tus productos habituales y finalmente enjuaga con jugo de limón.
4c. Cutis seco: Mezcla una yema de huevo (rica en ácidos grasos y vitaminas), con jugo de limón y una cucharada de aceite de oliva. Aplica en tu rostro valiéndote de una brocha, evitando “pintar” las zonas más sensibles. Deja actuar por 15 minutos y luego enjuaga.
4d. Pelo seco: Mezcla un huevo con una taza de leche descremada, revolviendo muy bien los ingredientes. Aplica la mezcla sobre tu pelo, frotando suavemente. Finalmente, debes dejar que cada hebra absorba el preparado, dejando reposar durante media hora para luego lavar con tus productos habituales.
Debes tener en cuenta que si bien son recetas muy favorables y efectivas, el olor del huevo no es agradable cuando empieza a secarse. Además, si eres alérgica a este producto natural, lo mejor es que obvies esta nota y busques sus beneficios en otras recetas que de a poco iremos presentándote. Recuerda que si bien ser bella requiere ver estrellas, lo más importante de todo es ¡tu salud!. Pero, si estás dispuesta a tolerar el aroma que expele el huevo y no sufres ningún tipo de resistencia a él, ¡seguro amarás sus magníficos resultados!