El poder curativo de una fragancia es ciertamente ¡asombroso!. Tan sólo con percibir un aroma agradable nuestro ánimo cambia y el cuerpo reacciona. Es esto lo que sustenta los principios de la aromaterapia, que con ayuda de aceites esenciales se preocupa de aliviar diversas dolencias y también - obviamente - del bienestar de la piel.
Por su alto grado de efectividad, esta disciplina terapéutica ha sido empleada desde tiempos inmemoriales, con óptimos resultados en afecciones musculares, respiratorias y del sistema inmune. En lo que cuidado dermatológico respecta, se utilizan aceites del grupo B. Éstos son extraídos de las plantas para limpiar y revitalizar, reafirmando el cutis; además, ayudan en la curación de problemas de mayor complejidad, tales como: eccemas, irritaciones y dermatitis.
Los aceites esenciales actúan directamente en la tez, facilitando la correcta renovación celular. Penetran en las diferentes capas cutáneas, contribuyendo además a restaurar el equilibrio físico, mental y emocional.
Y bien, si quieres saber cuáles son algunas de las esencias del grupo B, a continuación te contamos:
1. Elemí: Proviene de Filipinas y se utilizaba para fabricar ungüentos en la Europa del medioevo. En la actualidad, es usada para curar heridas profundas y de lenta cicatrización; además de fortalecer y reafirmar pieles secas o maduras.
2. Geranio: Originario de Sudáfrica, causó furor en los castillos franceses, en la época del esplendor de la monarquía. Su fragancia es suave y dulce, muy similar a la de las rosas. Sirve para tratar afecciones cutáneas de origen emocional, como el eccema, psoriasis, impétigo, acné, heridas y úlceras varicosas. Hidrata la piel seca o envejecida, y tiene propiedades regeneradoras.
3. Naranjo amargo: Su aroma es muy agradable: fresco, juvenil, dulce y con un toque a madera. Comúnmente se utiliza en la formulación de perfumes o como saborizante. Sus atributos le permiten nutrir la piel mixta o grasa; como no es irritante, está indicado para cualquier tipo de cutis, tanto así que fortalece a los más sensibles. Asimismo, sirve para tratar efectivamente los brotes acneicos.
4. Incienso: El aceite esencial de incienso u olíbano es fantástico para la meditación, siendo éste el más popular de sus usos. Es por ello también que siempre está presente en rituales religiosos. Sin embargo, en belleza sus propiedades son ¡de fábula!, tratando arrugas, piel asfixiada, estrías, heridas y úlceras varicosas. Es un excelente cicatrizante.
5. Lavanda: Es un arbusto vivaz, de flores azul-violeta que crecen en espiga. Su aceite esencial es el más popular, dado que su aroma extremadamente agradable, relaja y favorece un sueño reparador. Se utiliza para tratar eccemas o quemaduras, calmar la piel irritada del bebé o aliviar dolores de espalda al final del embarazo.
6. Manzanilla: Antiguas civilizaciones - como la egipcia - recurrían a ella dados sus notables efectos cosméticos, pero también para otros menesteres, como servicios fúnebres. Así es, porque las momias de los principales faraones se embalsamaban con los aceites esenciales de la que se consideraba “planta sagrada”. Al igual que sus predecesoras, sirve para tratar eccemas y psoriasis, además de nutrir profundamente la piel sensible. Es ideal para el uso de bebés en la zona del pañal.
7. Milenrama: También conocida como “Hierba de San Juan” o artemisa, sirve para curar heridas y úlceras varicosas, dado su poder antiséptico y cicatrizante. Por la misma razón, también es efectiva en el tratamiento de picores, irritaciones y dermatitis.
8. Pachulí: Es una esencia muy conocida, dado que su fragancia es agradable y envolvente, por lo cual se utiliza bastante en perfumería. A pesar de que su aroma es ¡incomparable! y el favorito de la industria, sus propiedades terapéuticas son nada despreciables. En lo que al cutis respecta, su aceite es perfecto para hidratar y nutrir la piel seca o madura, además de contener los brotes acneicos.
Y tú, ¿le confiarías tu piel a la aromaterapia?
Imagen CC dawolf-