¡Seguro más de una vez has oído hablar de los fabulosos efectos de la cavitación! Así es, porque la grasa se elimina en unas pocas sesiones y la reducción de medidas es perceptible desde la primera visita al centro estético. Este eficaz procedimiento para la eliminación de adiposidades es fabuloso si de terminar con la grasa localizada trata, razón que justifica que se haya ganado el corazón de un sinnúmero de mujeres. Eso sí, para obtener mejores resultados, debe ser combinado con otros tratamientos, como la presoterapia o la mesoterapia.
Así es, porque la maravilla de la cavitación actúa como una verdadera “licuadora”, que torna líquidas las grasas y por ende, éstas requieren ser extraídas del organismo, cuestión que se logra con las terapias complementarias. Por lo anterior, tampoco está recomendada para personas con ciertas condiciones de salud que hacen de este tratamiento un riesgo para su bienestar; es el caso de quienes poseen hígado graso (u otras patologías hepáticas o renales), epilepsia, embarazo, lactancia y cardiopatías que requieran uso de marcapasos.
Es fundamental que, si te animas a despedirte de la grasa extra de tu cuerpo por medio de la fantástica cavitación, lo hagas con profesionales en un centro especializado, ya que al ser un procedimiento de carácter invasivo, requieres la máxima seriedad en su aplicación. Debes saber que antes de practicar este tratamiento, tendrás que firmar una carta de consentimiento, en que asumes haber sido advertida de todos los riesgos que este implica. Una vez que estés lista para empezar, lo ideal es que tomes tus sesiones una vez a la semana y - tanto antes como después de cada visita - consumas mucha agua: 1 litro o 2.
Para obtener los resultados idóneos, se recomienda tomar entre 10 y 12 sesiones, dependiendo de las indicaciones del especialista. Es importante que comprendas que sólo mantendrás la forma alcanzada si eres constante y, tras el procedimiento, cultivas hábitos saludables, como una rutina de ejercicios y adecuada alimentación. Toma tu tratamiento con responsabilidad, tanto en la decisión de aplicarlo como en la posterior conservación de tu figura. Y recuerda siempre que tu salud está primero.
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Imagen CC Julia Rylskova