Llega el invierno y llega el cambio de vestuario y de look. Le quitamos el polvo a las botas, sacamos las bufandas y abrigos y nos llenamos de capas. Pero muchas veces en esas capas empieza a crecer una capita no muy linda de grasa. Porque sí, baja la temperatura y engordamos un poco.
Y no es que les pasa a todas pero si a muchas. El invierno nos hace engordar. Nos provocan cosas calentitas, dormir más y el ejercicio que queremos hacer es caminar más rápido para nuestra casa para huir del frío. Pero todo esto tiene una explicación, no es sólo tu imaginación.
Como nos dice Livestrong.com en los meses de invierno queremos mantenernos calientes y una de las maneras que podemos lograrlo es a través de la comida. Nuestro cuerpo genera calor cuando digiere la comida y algunas comidas -las más altas en calorías- nos ayudan a mantenernos la temperatura más alta.
Uno de los factores que entra en juego es la falta de luz. Cuando hay poca luz aumenta los niveles de una hormona llamada melatonina. ella es la que le dice a tu cerebro que es hora de dormir (y por eso dormimos de noche). Como en invierno hay menos luz, los niveles de melatonina suben. Dailymail.co.uk nos comenta que esta hormona nos hace sentir un poco soñolientas y hasta con un poco más de hambre.
La vitamina D, que la encontramos sobre todo en el sol, empieza a bajar en nuestro cuerpo en los meses fríos. Porque justamente no hay sol. Womenshealthmag.com nos cuenta que todas las células de nuestro cuerpo necesitan vitamina D y también las que se usan para quemar grasa, los receptores de tu cerebro que hacen que no tengas tantos antojos y hambre descontrolada y también ayuda a la absorción de calcio que puede colaborar a la metabolización de las grasas. ¿Que quiere decir todo esto? Que sin vitamina D todos estos procesos son más lentos, lo que significa peso extra.
Pero esto no quiere decir que tengamos que ganar 20 kilos en invierno. Porque la verdad que hay gente que vive muy en forma en países donde ven el sol sólo el domingo al medio día y si se portan bien. Lo que tenemos es que utilizar nuestra inteligencia y buscar la manera de que nos movamos y comamos rico sin muchos kilos de más.
En la cocina sabes que tienes que comer más vegetales. Pero es normal que no te provoque una ensalada fresca de lechuga cuando llegas muerta del frío. Por eso usa vegetales que puedas calentar, cosas como brócoli, coliflor, zapallo. Haz guisos de varios vegetales con un poco de tomate y cómelos calientes con una fuente de proteína. También las sopitas de vegetales son magnífica idea.
Como tienes que seguir moviéndote, hazlo inteligente. El ejercicio genera calor y mantiene tu metabolismo activo, lo que puede ayudarte a no engordar mucho. Si eras de las que salías a trotar o haces ejercicio en un parque, compra esas primeras capas y vístete para la pelea si eres de las arriesgadas. Si no, piensa en inscribirte en un gimnasio o hacer ejercicio en tu casa. Hacerlo primera hora quizás te sonará como una locura, pero puedes hacerlo si dejas todo listo -tu ropa- al lado de la cama, te tomas un café caliente y empiezas a moverte. Al final del día, por pocos ánimos que tengas, piensa que esto te puede calentar un poco (mientras te pones en forma, ganar, ganar)
¿Te gusta el té? ¡Pues esta es la mejor época para usarlo a tu favor! El té verde te puede ayudar a la pelea contra los kilos de más, ayudándote al mayor rendimiento físico y está lleno de antoxidantes. Eso sí, ten presente que no son mágicos, te ayudan si tú estás haciendo tu tarea.
Para darte más ánimo, júntate con tus amigas y hagan el "no ganar peso este invierno" un asunto de grupo. Dense ánimos para los ejercicios y también compartan recetas. Juntas podemos todo.