La tensión emocional, nos guste o no, se ha convertido en parte habitual de la rutina diaria. Las distintas responsabilidades del mundo laboral, familiar y personal, nos llevan a vivir en constante movimiento y con una sensación recurrente de ansiedad. La mayoría de nosotras tiene conciencia de que estar sometida a esta presión puede afectar, en el mediano y largo plazo, nuestra salud y causar enfermedades. Sin embargo, lo que muchas no consideramos, es que el estrés y la belleza no se llevan bien.
Las alteraciones del sistema nervioso afectan de diversas maneras a la belleza y a continuación encontrarás algunas de sus consecuencias:
Las ojeras
Las ojeras son una manifestación clara de que algo no está funcionando bien con tu sistema nervioso. No se producen solamente por la falta de sueño, sino que también pueden generarse debido a que, aunque duermas un número adecuado de horas, no estás descansando. Otra posibilidad es que estés experimentando algún cuadro de insomnio o te encuentres demasiado ocupada durante el día y en las noches, aunque estés cansada, te cueste conciliar el sueño.
Caída de cabello
La caída del cabello, a causa del estrés, tiene nombre y apellido: alopecia nerviosa. A diferencia de la pérdida de pelo por otras causas, aquella ligada a problemas en el sistema nervioso se da solamente de manera temporal y en los momentos en donde el cuerpo es sometido a una gran cantidad de presión.
En este tipo de alopecia, el cabello suele caerse por un período de entre 8 a 10 días y cuando el estrés es mayor. Luego de superada la etapa de tensión, el cabello vuelve a crecer.
El acné
Debido a que el estrés debilita nuestras defensas, existen mayores posibilidades de que las bacterias asociadas al acné terminen por afectar al organismo. Considerando que esta alteración a la piel tiene su origen en el exceso de grasa y sudor, cuando estamos bajo presión, la producción de ambos elementos aumenta considerablemente y termina ocasionando la obstrucción en los poros. El cortisol, sustancia que se genera cuando estamos estresados, favorece aún más la aparición de granos en el rostro.
Las canas
Según un estudio realizado por la Universidad de Nueva York, y cuyos resultados fueron presentados durante el año 2013, se establecía una clara relación entre las canas y los niveles de estrés. Lo anterior, se produce debido a que las hormonas ligadas al estrés pueden influir negativamente en las células madres, que son las que generan la melanina y que tiene que ver con la pigmentación de nuestro cabello y piel. Por tanto, el estrés acelera el proceso de envejecimiento del cabello y la favorece erradicación de las células que permiten dar color al pelo.
Enrojecimiento severo del rostro
La presión, sin lugar a dudas, puede influir negativamente en la generación y empeoramiento de cuadros dermatológicos, ligados a la inflamación de la piel. La rosácea puede volverse crónica, debido a la constante tensión nerviosa, y según la Rosacea National Society (Sociedad Nacional de Rosácea) el 75% de quienes padecen esta enfermedad, reconocen que el estrés ha detonado o empeorado este padecimiento.
En el caso de estas afecciones que deterioran nuestra belleza, lo mejor es tratar el problema desde su raíz sicológica. No es fácil bajar las revoluciones y minimizar el estrés del día a día, pero sí se puede aprender a dosificarlo y también canalizarlo a través de actividades extra laborales, para que repercuta lo menos posible a nivel físico.