Una tendencia que está peligrosamente de moda es la de las "waist trainers", que en español quiere decir "entrenadores de cintura". Básicamente esto es lo que la humanidad ha conocido siempre como corset que tienen como función afinar la cintura y -según las entendidas- piensan que se puede "entrenar" a la misma para que adquiera esa forma de avispa tan deseada.
Los corsets tienen historia desde civilizaciones antiguas pero según Fashionintime.org fue entre el 1500 y 1600 donde se dictó la rigidez en las ropas, apretando las cinturas y elevando los senos para crear las deseadas curvas. Esto se logra a través de una pieza de tela atravesada con varas de metal que hacen que tu cuerpo mantenga la forma "curvilínea", la espalda recta y la cintura pequeña.
En nuestros tiempos, Kim Kardashian, ya poseedora de una bastante curvilínea figura, aseguró a esta pieza de vestimenta milagros para volver a su cuerpo con forma de ocho perfecto, apareciendo redes sociales con el "waist tranier". Y estas piezas, que si bien hay evolucionado mucho desde la época victoriana, siguen cumpliendo con el propósito de afinar la figura a como dé lugar.
Pero ¿es real esta "pérdida de peso" a través de las fajas para las cinturas? ¿Son perdurables sus cambios?. La respuesta es más dolorosa que tener la barriga contraída: no.
Cuando usas una faja o entrenador de cintura durante el día, podrás sentir que tu cuerpo adquiere esa forma. Pero muchas veces esa forma se adquiere es por la presión que ejerce un objeto en tu cuerpo (como cuando te pones una media muy apretada y deja la marca de la liga en tu pantorrilla) pero no quiere decir que tu cuerpo cambie completamente de forma. Hay historias de mujeres que usaron corsets para moldear su cintura y reducirla, como el caso de la mujer que "logró" una cintura de 40 cm: ella usó el corset tres años, día y noche, y por supuesto, sufrió diversos problemas digestivos y de respiración durante el proceso. Esto por mantener presionado todos tus órganos y ellos tienen que adoptar formas no naturales para adaptarse al proceso. Pero esto hace que puedan funcionar de manera irregular lo que pone tu cuerpo en grandes riesgos de salud.
La otra ilusión de las fajas es la pérdida de peso. Y es una ilusión porque si sucede es por dos factores: 1) al tener tus órganos aprisionados, te costará comer y que tus funciones digestivas se den a plenitud. La "pérdida de peso" es transitoria porque al volver a comer, vuelves a engordar y 2) hay cierto nivel de deshidratación en la zona abdominal al usar fajas, corsets, etc., pero que otra vez, es transitoria porque al ingerir líquidos, volverás a ganar los "kilos" perdidos.
La conclusión es que para lograr el cuerpo soñado, de verdad no hay atajos. Es mejor la receta básica de la dieta, ejercicio y otros tips más naturales que te ayudarán a afinar tu cintura. Y el amarnos más con la forma que tengamos, es un punto adicional en el que tenemos que trabajar.