Si hay algo que no me gusta es usar un perfume que goce del gusto popular y encontrarme con decenas de amigas, compañeras o desconocidas que usen el mismo. Siento que los perfumes se convierten en algo tan personal y reconocible que se vuelven parte de una persona y me encanta esa sensación de recordar a alguien cuando sientes el perfume que utiliza.
Por supuesto, eso no pasa cuando usas un perfume que usa todo el mundo, así que antes de dar el primer paso con un perfume demasiado “famoso” cierro todas las puertas a la posible relación aromática que podríamos tener.
Con esa mentalidad estaba cuando llegó a mis manos el perfume RALPH de Ralph Lauren.
RALPH de Ralph Lauren es como el “Best Seller” de los perfumes. Todas conocemos a alguien que lo tiene, que lo usa a diario o probablemente tú misma ahora lo llevas puesto. Y es que es agradable, livianito y se puede usar perfectamente durante todo el día y la noche sin que te llegue a aburrir. Así y todo, no quería que fuera parte del club de mis perfumes regalones.
Lo miré de lejos. Con recelo. Ahí, en su caja celeste, mi color favorito. Parecía querer agradarme a primera vista antes de siquiera olerlo.
Entonces lo intenté, juro que lo intenté. Dejarlo de lado, usarlo para andar en la casa o para salir a comprar el pan. Dejarlo relegado y condenado a esas cosas que sólo usamos cuando sabemos que no vamos a salir a hacer nada importante.
Pero RALPH me conquistó y me convenció de utilizarlo. Y lo hizo de a poco, apareciendo como una estela sutil en las reuniones con las amigas, cuando caminaba por la calle y me cruzaba con otra mujer que lo llevaba, cuando vitrineaba en alguna tienda y reconocía de inmediato su aroma en los stands de perfumes.
La verdad es que RALPH me gustó desde el primer momento pero no lo quería admitir. No quería ser una más de las que eligieron su aroma impregnado de hojas verdes de manzana, mandarinas italianas y almizcle, pero finalmente caí. Me terminó de enamorar regalándome notas dulces de magnolias y fresias púrpuras en grandes cantidades. ¿Y es que quién se puede resistir a ese rocío fresco, que mezcla de manera perfecta lo dulce con lo cítrico, que te lleva el verano a donde sea que estés y que encima te llena de energía?
Así es RALPH de Ralph Lauren. Es como el primer amor y sé que aunque pasen muchos perfumes por mi cuello y mis muñecas, él siempre tendrá un lugar especial en mi día a día, recordándome con su azul electrizante que a veces es bueno dejarse llevar por lo que dicte el olfato e impregnarse de la fragancia que más te llame. Al final, el perfume no es el único responsable de darte personalidad, sino que tú también dejas tu marca en el perfume y lo llenas de tu propia actitud.
Si como yo, te quieres dejar enamorar por este bombón de paredes turquesas, puedes encontrarlo en todas las grandes tiendas a lo largo de Chile a un precio aproximado de $31.990 (30 ml), $48.990 (50 ml) y $68.990 (100 ml).