No puedo blanquear mis dientes químicamente. Culpo a mi estrés, al bruxismo y una carilla dental que me pusieron tras perder un trocito de diente. Es aquí donde un cambio agresivo de color me dejaría un parche en plena paleta y por ello llegué a este sistema natural. ¡Punto para mí! Se trata de un sistema nada agresivo, que con mucha constancia logra un resultado increíble, trayendo además beneficios para las encías, el aliento y la batalla contra la placa bacteriana y bacterias en general. ¿Quieres conocerlo y probarlo? Bueno, te presento al carbón.
Sí, ese mismo carbón vegetal que utilizamos para los asados, es el que puede ayudarnos a maximizar varias de nuestras rutinas de belleza y salud, en este caso puntual, las de nuestra sonrisa.
Y es que, investigando un poco en libros de Fitoterapia y medicina natural me enteré que el carbón tiene, desde tiempos inmemoriales, propiedades beneficiosas para problemas como heridas externas e internas, acidez estomacal, gases, para eliminar el olor a tabaco e incluso, en el tratamiento de enfermedades como el cáncer y sangramientos internos. Esto, gracias a que absorbe secreciones, bacterias y toxinas de todo tipo de heridas.
En el caso puntual de la salud bucal, el uso regular de carbón equilibra el PH de nuestra boca lo que permite, además de blanquear los dientes, la prevención de caries, matar las bacterias presentes en heridas de las encías causantes de gingivitis e inflamaciones a nivel general. Resulta también un potente enemigo del olor a tabaco y del mal aliento en general. Con estas razones creo que ya estamos todas convencidas de que se trata de un elemento imprescindible en nuestro botiquín.
¿Cómo ocuparlo?
Consigue una pieza de carbón vegetal (puedes usar el mismo que se venda para los asados, también existe la opción de encontrarlo en farmacias en forma de cápsula o en polvo). No importa de donde lo saques. Lo importante es que te asegures de que sea natural y no derivado del petróleo (leyendo etiquetas se llega a Roma y a estas respuestas).
- Muélelo hasta convertirlo en polvo, no importa la técnica que uses, lo importante es que quede convertido en polvillo. A mi me quedaron algunos trozos grandes, pero los iré moliendo a medida que el polvillo se vaya terminando.
- Ahora, toma tu cepillo de dientes (puede ser el mismo que usas siempre. No queda manchado), humedécelo en el agua y luego úntalo en el polvo de carbón.
- Luego cepilla tus dientes suavemente, por dos minutos aproximadamente. Hazlo en círculos y por todas las caras de tus dientes.
- Mantén esta mezcla durante cinco minutos aproximadamente. Como no pica ni molesta, no tendrás problemas en esperar este rato. Ahora, si puedes esperar más, mejor. Pero no te excedas de los diez minutos.
- Enjuaga tu boca con agua y si lo deseas o vas a salir, lávate los dientes como de costumbre.
- Guarda el resto de tu carbón molido en un recipiente limpio y seco.
Usa esta mezcla dos veces a la semana. Y luego de dos semanas aproximadamente, comenzarás a ver los resultados. No te preocupes si te llegas a tragar un poquito de la mezcla, no pasa nada - es más, existen enfermedades que naturalmente se tratan tomando dosis de carbón.