¿Has visto en series como “El Sultán”, cómo las mujeres ricas y poderosas se bañaban entre pétalos de rosas? Me llama la atención el glamour de esta sensual práctica y es por ello que investigué, descubriendo qué bondades nos trae esta antiquísima costumbre.
Más allá del pensamiento mágico (suele creerse que este tipo de hábito atraerá el amor, será un hechizo para aumentar el sex appeal o nos ayudará a cultivar la autoestima, etcétera), lo cierto es que estas flores son un tesoro muy preciado para la industria cosmética. No en vano, han sido durante siglos el ingrediente esencial de innumerables tratamientos de belleza, así como también han marcado fuerte presencia en la elaboración de perfumes.
Pero centrémonos en la piel: la gran cantidad de antioxidantes que poseen los pétalos de rosa, contribuye a que el cutis se oxigene, al estimular la microcirculación en las capas superficiales de la epidermis. Además, un baño entre estas maravillas es el remedio ideal para la piel fatigada, pues minimiza los efectos del estrés y repara, dejando una piel aterciopelada y fantástica.
Si quieres probar este secreto de reinas ancestrales, sólo debes reunir un puñado de pétalos de rosas (frescas o en vías de marchitarse) y esparcirlos en tu bañera llena de agua caliente. Sumérgete en la tina y ¡relájate!, dejando que actúen sobre tu piel. Al cabo de unos 15 a 20 minutos, ¡te sentirás fantástica!.
Y bien, ¿te animas a seguir el tratamiento de belleza de diosas y sultanas?