En la adolescencia vemos la vejez como algo tan lejano, que no perdemos nuestro tiempo cuidándonos la piel, con suerte nos echábamos un poco de crema cuando la teníamos muy seca. Bueno, por lo menos así era cuando yo era adolescente, pues nunca me cuidé nada, sólo me preocupaba de estar flaca y bronceada en verano, para eso tomaba sol con aceite emulsionado para “asarme” mientras mis amigas recurrían a medidas aún más extremas, como echarse Coca-Cola. A los 20, ya un poco más consciente comencé a usar cremas de cara, pero con muy poca constancia, siempre se me olvidaba, usé muy poco protector solar y seguía rostizándome bajo el sol, aunque ya con bronceadores más decentes con algo de protección solar. Hoy, a comienzos de mis 30, agradezco a la genética la buena piel que tengo, y ahora sí me cuido mucho la cara con productos naturales, los cuales prefiero por sobre todo puesto que pienso que no hay nada peor que los químicos.
Al levantarme, me lavo la cara con el agua tibia de la ducha, a veces me exfolio suavemente con un guante exfoliante, el que me paso por la cara y cuerpo. Luego, al salir de la ducha me lavo la cara con agua fría para cerrar los poros. Me aplico un poco de agua de rosas y leche virginal antiacné artesanal, comprada en el Cajón del Maipo (porque tengo algo de granitos en la frente) y aceite de tea tree que compré en la tienda Katmandú (recomendado) en la frente también, que es mi área problemática. Para protegerme del sol, uso el protector solar de Natura que es muy poco oleoso, ideal para mi piel grasa. Después de realizar todos estos procedimientos, puedo maquillarme (maquillaje que en realidad consiste en encresparme las pestañas y aplicarme labial).
Y bueno, lo primero que hago antes de acostarme es lavar mi cara con agua tibia. Si siento que he transpirado mucho me paso un algodón con un poco de astringente Neutrógena (que es uno de los pocos productos químicos que aún usaré hasta que se me acabe. No es malo, pero como digo, quiero disminuir el uso de productos químicos y de marcas que testean en animales) y repito lo de la mañana, excepto el maquillaje. En vez de labial, me pongo algún bálsamo labial (ahora estoy usando el Eos, para reparar el daño del clima, la contaminación y los labiales que uso a diario). Me exfolio con azúcar la cara un par de veces por semana, cuando hago pepinos, guardo las cáscaras en el refrigerador (en un recipiente con tapa para que no se sequen) y me las paso por la cara para hidratar (esto es especialmente agradable de hacer en el verano). También una vez por semana trato de hacer mi sauna casero con agua hirviendo, para abrir los poros, elimino las impurezas y luego aplico astringente para cerrarlos.
Como ven, soy muy sencilla en mi cuidado personal, pero también preocupada y meticulosa. Estoy en una edad en que no puedo darme el lujo de ser negligente con mi piel, pero quiero utilizar productos naturales de belleza que no contaminen mi cuerpo y no dañen al medio ambiente ni hagan experimentos en animales, que son mis grandes preocupaciones. Además, son más efectivos y en muchos casos, más económicos.
¿Cuáles son tus productos preferidos en tu rutina de belleza diaria?