El shampoo es un infaltable del vanitorio. Con él aseamos nuestro cabello cada mañana y buscamos potenciar en él diversas cualidades: rubios, castaños, rojos, lisos u ondulados. Sin embargo, ¿sabías que dejar de utilizar estos productos podría ser beneficioso para lograr un cabello sano? Sí, ¡leíste bien!
Lo primero que debes saber es que todo cosmético químico - como el shampoo - arrasa con el sebo. Éste es un aceite de origen orgánico, cuya función es la de hidratar y fortalecer a los capilares, permitiendo que presenten un estado saludable óptimo. Al barrer con esta sustancia, estaremos frenando sus efectos saludables y reemplazando por un producto que no es natural - ya que no sólo contiene la materia prima que ostenta, sino también preservantes y aromatizantes - con el consiguiente daño que sufre el cabello. Por lo mismo, no son pocos los expertos que recomiendan limpiarlo valiéndose de mascarillas caseras.
Personalmente, me costaría abandonar el hábito de usar shampoo y estoy segura de que a muchas de ustedes, también. Entonces, ¿qué hacemos?. Según los especialistas de cuidado capilar, en tal caso es conveniente espaciar un poco la frecuencia de su aplicación. Si bien algunos “fundamentalistas” plantean que lo ideal es limpiarlo una vez por semana - cosa que para mí es impracticable - mi peluquero me recomendó lavarlo cada 2 días o día por medio, según prefiera. Así, evitaría que los químicos presentes en los productos de belleza capilar se acumulen en el cabello, pero también disfrutaría las bondades que indiscutiblemente nos brindan, al hacerlo lucir más brillante y acariciable. Lo único que no debo hacer es lavarlo diariamente, ya que todo exceso es malo y - por supuesto - mi pelo lo resentirá.
Ustedes, ¿se animan a espaciar su frecuencia de lavado?