Después de los 30, es recomendable poner más atención a la piel, especialmente la de la cara, que es nuestra carta de presentación. Se recomienda aplicar una crema humectante en las mañanas, y/o bloqueador solar para prevenir las manchas y el daño del sol. Pero es en la noche donde se absorben de mejor manera todos los nutrientes que nos aplicamos. El cuerpo aprovecha el momento de reposo para regenerar el daño producido durante el día, por lo cual es muy importante sacar máximo partido a este momento, haciendo de este hábito una rutina.
Para elegir la crema adecuada, debes tener en cuenta, por supuesto, el tipo de piel que tienes. Si tienes una piel seca, puedes usar las cremas más oleosas, pero si es grasa, prefiere los geles y lociones. Un dato no menor a considerar, es que las pieles secas tienden a envejecer más fácilmente que las grasas, por lo tanto estas últimas no necesitan iniciar los cuidados tan pronto como las pieles secas. Hazte asesorar con un dermatólogo si padeces de acné u otra afección cutánea, antes de comprar tu crema.
Cómo proceder
No es llegar y ponerse crema antes de acostarte. Primero, debes limpiarte bien la cara, con desmaquillante o astringente en el caso de las pieles grasas. Recuerda que el jabón común no es recomendable para lavar la cara; es preferible limpiarla con abundante agua tibia en caso de no utilizar otro producto de limpieza. Espera que se seque y aplica tu crema o loción nocturna. Si tu crema es muy grasosa, pon una toalla pequeña en tu almohada para no mancharla.
¡Ah! Y no olvidar el cuello, que es una zona que a veces olvidamos, pero que es muy decidora en términos de edad y autocuidado. La misma crema sirve tanto para cara como para cuello, aunque también hay productos especializados para ello.
¿Qué cremas nocturnas recomendarías, y por qué?