Hace un tiempo les hablamos del peligro de compartir nuestros cosméticos y herramientas de belleza, ya que hay un riesgo alto de contraer enfermedades a la piel, como acné, orzuelos y alergias, entre otros. Sin embargo, es común pensar que el tema es una exageración. Es por eso que hoy les traemos una historia aún más fuerte que refleja claramente el nivel de riesgo al que nos exponemos al compartir nuestros productos.
A nadie le gusta el acné, ni los orzuelos, pero son problemas superficiales de la piel. ¿Qué pasaría si te digo que hasta podrías quedar parapléjica? Ahora hablamos de palabras mayores, ¿cierto? Si aún no haces la conexión, lo que quiero contarte es que es posible perder la movilidad de nuestras piernas por haber usado brochas de maquillaje, utilizadas anteriormente por otra persona.
Eso le ocurrió a Jo Gilchrist, una australiana de 27 años que fue víctima de una bacteria que había en la brocha de maquillaje de una amiga. Esta bacteria es llamada estafilococo y llegó a su columna vertebral, dejándola en silla de ruedas.
La amiga de Jo que le prestó la brocha recibió también la bacteria, pero sólo le ocasionó problemas a la piel. La diferencia está en que esta bacteria es inofensiva para muchos y puedes contraerla sin desarrollar conflictos ni enfermedades, pero en otras personas puede causar grandes infecciones, como en el caso de Jo.
Si bien este es un caso extremo, es un llamado de alerta para quienes no se convencen de lo peligroso que puede ser compartir el maquillaje y sus herramientas, como las brochas. Sumado a esto, es importante también recalcar la importancia que tiene lavar nuestras brochas al menos una vez a la semana, por esta misma razón.
Imagen CC Jeff Luyten