¿Sigues cuanta dieta hay, practicas ejercicio a diario y aún así, no logras bajar esa molesta grasa abdominal? Quizás hay algo que no estás haciendo bien y es mantener ciertos hábitos que poco contribuyen al logro exitoso de tus objetivos. Por eso, en esta nota te contamos cuáles son las costumbres que debes cambiar si quieres lucir un vientre ¡mega plano!. Toma nota y aplica, aunque te cueste:
1. Consumo regular de gaseosas: ¿No puedes vivir sin ellas? ¡He allí entonces el origen del problema! La ingesta de una o dos latas de este tipo de bebidas al día provoca que tu grasa abdominal aumente 5 veces más que si prescindieras de este hábito. La gran cantidad de azúcar que se emplea en su producción estimula el apetito, llevándote a comer mucho más de lo que harías si no las tuvieras. Pasa igual con las versiones “light”, ya que sus altos contenidos de endulzante causan el mismo efecto. Para refrescarte, mejor opta por un exquisito té helado, agua saborizada o jugo natural.
2. Servir los alimentos en un plato grande: A la hora de ocuparnos de la “composición visual” de nuestra comida, tendemos a llenar todo espacio vacío que veamos en el plato. Esto nos lleva a ingerir una porción mayor a la que nuestro cuerpo requiere y por ello, tener exceso de grasa en el abdomen. Ojo, ya que este punto no aplica si llevas una dieta en base a ensaladas: sólo tenlo en cuenta si tu menú diario es “normal” y balanceado.
3. Tomar la cena tarde, poco antes de dormir: Este mal hábito, aparte de incrementar la grasa abdominal, produce pesadez estomacal, acidez, indigestión y reflujo. Ello, porque el organismo no alcanza a procesar los alimentos antes de comenzar a “hibernar”. Es una costumbre tan nefasta que además espanta el sueño (al proporcionar energía al cuerpo), invitándonos a experimentar una noche de insomnio. Para prevenir todos estos efectos indeseados, procura que tu última comida del día sea cuando menos 3 horas antes de poner tu cabeza sobre la almohada.
4. Comer tras sufrir un disgusto: Con tal explosión de emociones, la tendencia será a ingerir más cantidad de alimento de la requerida, producto de la ansiedad. La mejor forma de combatir estos estados anímicos no es refugiándose en la comida, sino conversando con alguien de confianza, saliendo a caminar o bebiendo un enorme vaso de agua.
5. Llevar una dieta “baja en grasa”: Si bien es beneficioso privilegiar este tipo de comidas, limitarnos a ellas nos traerá más de un perjuicio, ya que enviaremos al cuerpo la señal de “estar en recesión o periodo de crisis”, como una guerra o hambruna. Por lo mismo, nuestro sabio organismo entenderá estos indicios como la necesidad de almacenar mayor cantidad de grasa para afrontar el problema, con el consiguiente - y lamentable - efecto en nuestra apariencia.
6. Evitar el ejercicio cardiovascular: No basta con los abdominales. Este tipo de actividad física es lejos ¡la más eficaz! si de eliminar grasa se trata. Apúntate en una entretenida clase de aerobox, salta la cuerda o busca aquel ejercicio que sea de tu preferencia. ¡Pero no dejes de practicarlo!
Ahora sí, ¿estás lista para eliminar la grasa sin obstáculos?
Imagen CC wbeem