Como ya te hemos explicado, utilizar productos apropiados a tus características es ¡fundamental! Al hacerlo, te cercioras de que los resultados sean los esperados, a la vez que evitas daños colaterales.
Por la misma razón, tan importante cómo reconocer qué tipo de piel posees lo es conocer las particularidades de tu cabello. Es por eso que te enseñaremos cómo distinguir si éste es seco o graso, de modo que escojas un tratamiento capilar adecuado:
1. Graso: Tiene un aspecto brillante, pero no en sentido estéticamente atractivo. Contrario a ello, luce húmedo y apelmazado. Por lo mismo, requiere que lo laves con mayor frecuencia. Si te ocupas de él en las mañanas, ya en las tardes parecerá acarrear una suciedad de varios días. El responsable de este problema es el cuero cabelludo y, particularmente, las glándulas sebáceas.
Es menester que este tipo de cabello se limpie con un producto anti-seborreico, formulado especialmente para tratar estos problemas. Además, evita masajearlo para así no estimular la producción de grasa.
2. Seco: Se enreda fácilmente. Además, es muy frágil y quebradizo; suele tener horquetillas y su aspecto es poroso. Eventualmente puede picar el cuero cabelludo, producto de la irritación y enrojecimiento que sufre. Tampoco es extraño que en casos de resequedad extrema, presente descamaciones. Si tu problema es así de extremo, lo ideal es recurrir al dermatólogo, quien te recomendará un producto específico para tu afección capilar. En cambio, si sólo presentas leves síntomas de un pelo reseco, la amplia mayoría de limpiadores que ofrece el mercado para este tipo de cabello te ayudará a controlarlo.
Y tú, ¿ya reconoces cómo es tu pelo?
Imagen CC martinak15