Debo aclarar que no me gusta para nada este tipo de perfumes. Siempre he preferido los aromas más frescos, ya que cualquier otra combinación suele hacerme doler la cabeza. Sin embargo, éste es el único no cítrico con que tengo historia. ¿Y cómo no?, si desde pequeña lo vi entre los productos de mi mamá y llegué a sentirlo tantas veces pegado a su ropa, que mis recuerdos de infancia todavía tienen su fragancia.
Aunque ha pasado bastante tiempo desde que ella lo usaba a diario, todavía conserva una botella para ocasiones especiales. Y fue justo esa versión de 50 ml, la que encontré en una de sus cajoneras el otro día. Abrí la tapa y su elegante aroma me envolvió de tal forma que mi mente recorrió las décadas pasadas. Hoy no me duele la cabeza- ¡bien por mi tolerancia a los aromas fuertes! - y me parece mucho más sofisticado. Como para ser usado en una fiesta de noche - de esas que son gala pura -, o también durante una cena en pareja. No me logro imaginar su aroma durante el día, en la oficina o saliendo del gimnasio. Quizás para una salida de media tarde, con amigas en otoño o invierno, pero definitivamente en verano no.
Documentándome un poco, supe que este perfume data desde 1996 y es la versión de cabecera de Givenchy. En su creación nada fue dejado al azar, incluso el diseño de su envase, creado por Serge Mauscan, famoso artista.
Su carácter especial se nota a leguas de distancia. Una hermosa botella rectangular y estilizada, con detalles que evocan las columnas de la arquitectura greco romana. Pulcra, limpia y extremadamente clásica, ideal para caracteres más maduros, que gustan provocar interés al llegar, de una manera sutil. Su tapa es de tono dorado y posee la forma curva de un hermoso caracol, dando el toque de vanguardia que cierra esta presentación.
Para quienes entienden de perfumes puedo contarles que su familia floral es especiada y amaderada, con notas de salida de salvia y madreselva. En el centro, la parte floral la ponen las gardenias, jazmín y peonia, en un fondo de madera y nuez moscada. Esto puede resumirse en un aroma oriental y maderoso, con un toque nada despreciable de flores.
Su color es algo anaranjado y es común que manche las prendas de ropa (nada que no se salga con un lavado), pero puede arruinar un outfit justo al momento de salir. A mi juicio su aroma es espeso y fuerte, riquísimo y distintivo. No obstante, creo fundamental destacar que en este caso es importante aplicar la cantidad justa y precisa, ya que posee una de las mejores fijaciones de aromas que haya visto en mi vida, la que se mantiene intacta por horas, e incluso días en las telas.
Sin duda, un clásico que se mantiene vigente y que se ha convertido en el favorito de cada vez más mujeres en el mundo.