Tengo que reconocer que soy una de esas mujeres que anda dejando huellas de su ADN por todas partes, con una resistencia a la insulina a cuestas y alergia a prácticamente todo, es súper común que se me caiga el pelo en demasía, sobre todo tras ducharme. He intentado de todo pero pocas cosas han dado buen resultado.
Es por esto, que cuando me recomendaron un shampoo de ortiga (para estimular el crecimiento y fortalecimiento de la raíz) decidí probar, total cualquier cosa era mejor que esas madejas de pelo en la toalla. Así empecé a buscar algo más natural que las típicas marcas industriales y llegué a una tienda Knop, donde me asesoraron y me recomendaron el shampoo Ortiga Equisetum, especial para lavado frecuente.
El envase de 250 ml con un fácil aplicador me costó $3.500. La única precaución general es evitar el contacto con los ojos, pero esto es algo aplicable a todos los productos para el cabello.
Mi sorpresa fue mayúscula, al revisar el envase en la casa, comprobé que además contiene propóleo, ideal para cabellos con puntas quebradas, ya que ayuda a nutrir, y cola de caballo, una planta que desde siempre ha sido receta de la abuelita para mejorar la caída del cabello.
Después de unas semanas de uso he notado mi cabello más firme, con menos caída y además libre de caspa. ¡Totalmente recomendado!